La pandemia proporcionó una circunstancia única para los experimentos a escala de ciudad con respecto a la movilidad, mientras que las respuestas inmediatas mostraron el poder transformador del urbanismo táctico. En muchas ciudades, las medidas destinadas a garantizar el distanciamiento social se mantendrán después de la pandemia, abriendo el camino hacia la recuperación con menos tráfico y más actividades al aire libre. ¿Cómo la presión de repensar las calles, las funciones y los sistemas de transporte transformó el espacio público este 2020?
Las propuestas de adaptación del espacio público a las nuevas circunstancias de la pandemia inundaron los medios de arquitectura en los primeros meses de este año. Los esfuerzos se concentraron en varios tipos de intervenciones: adaptaciones rápidas del espacio público a las pautas de distanciamiento social, estrategias para ayudar a las empresas a mantenerse a flote trasladando sus actividades al aire libre y reestructuraciones de los sistemas de transporte.
Respuesta inmediata
En los primeros meses de la pandemia, las ciudades necesitaban implementar una estrategia de transporte seguro, al tiempo que garantizaban el distanciamiento social. Además, el espacio público tuvo que adaptarse para dar cabida a actividades que ya no eran seguras para llevarse a cabo en interiores, desde mercados de alimentos, gastronomía, hasta actividades deportivas y recreativas.
A principios del verano, la Asociación Nacional de Oficiales de Transporte de la Ciudad (NACTO) publicó una serie de pautas para adaptar las calles a nuevos usos durante y después de la pandemia. "Streets For Pandemic Response and Recovery" brindó a los funcionarios de la ciudad estrategias integrales para ajustar el espacio público a la situación, incluidas las políticas para ciclovías, extensiones de aceras, calles lentas, restaurantes al aire libre y mercados. Desde su lanzamiento, el proyecto se ha revisado y ampliado continuamente, abordando las condiciones cambiantes de la pandemia y proporcionando la información más reciente sobre la práctica. Los núcleos urbanos de naturaleza también debían ajustarse a las reglas del distanciamiento social. Domino Park de Nueva York introdujo una serie de círculos pintados, asegurando que los visitantes sigan las reglas de distanciamiento social. Desde entonces, la idea se ha replicado en numerosos parques de todo el mundo, desde el Parque Ibirapuera en Brasil hasta los parques en Estambul.
Comidas al aire libre
Tratando de ayudar a la industria de servicios a mantenerse a flote, muchas ciudades han buscado formas de trasladar la actividad de los restaurantes al aire libre, permitiéndoles hacer uso del espacio público. Las comidas al aire libre, que ya eran populares en Europa hasta este momento, se han implementado en numerosas ciudades de todo el mundo, y los municipios han establecido regulaciones. Al mismo tiempo, los diseñadores desarrollaron instalaciones, proyectos y estrategias de diseño para su implementación.
La capital de Lituania, Vilna, apoyó la reapertura segura de las empresas gastronómicas esta primavera al permitirles hacer uso del espacio público, convirtiendo las áreas al aire libre en una gran cafetería. El municipio de Montreal encargó varias renovaciones de espacios públicos para reiniciar la vida urbana y ayudar a la industria de servicios después de la cuarentena. Una de las instalaciones, el TULIP de ADHOC architects, agrega un componente social a un parque existente en la ciudad, permitiendo a los ciudadanos reapropiarse del espacio urbano respetando las normas de saneamiento. De igual forma, HUA HUA Architects propuso el programa Gastro Safe Zone, que tiene como objetivo ayudar a las empresas gastronómicas al regular los comedores exteriores en sintonía con las medidas de distanciamiento social. El prototipo se instaló en Abril en Brno, República Checa.
En junio, Nueva York inició el Programa de Restaurantes Abiertos, permitiendo a estos establecimientos expandir su actividad al espacio público. La medida tuvo un gran éxito y el municipio decidió hacerla permanente y durante todo el año, como parte del plan de recuperación a largo plazo de Nueva York.
Conocimiento de la ciudad
Algunos municipios y diseñadores idearon diferentes soluciones para mitigar la propagación del virus en los espacios públicos y facilitar que las personas mantengan el distanciamiento social. Ámsterdam lanzó un mapa actualizado periódicamente que muestra los lugares concurridos y tranquilos de la ciudad. En la misma línea, el urbanista Meli Harvey desarrolló un mapa de Nueva York que muestra el ancho de las aceras, destacando las posibilidades de distanciamiento social en la ciudad.
Políticas a nivel de ciudad
Ciudades de todo el mundo que durante años se han esforzado por cambiar sus sistemas de transporte y romper con la hegemonía del automóvil se han enfrentado a la más extraña oportunidad de actuar sobre estos planes. Las intervenciones pandémicas proporcionaron pruebas contundentes del éxito potencial de los carriles para bicicletas, las calles para peatones y las carreteras de baja movilidad. Debido a la situación sin precedentes, estas decisiones sobre los espacios públicos pasaron a formar parte de la respuesta de emergencia de las ciudades, lo que significó procesos rápidos de aprobación e implementación, así como una mejor recepción pública.
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En abril, Milán anunció su nuevo plan de transporte, destinado a reducir el uso del automóvil después de la cuarentena. La nueva visión ambiciosa de movilidad buscaba reutilizar 35 km de carreteras priorizando el ciclismo y la caminata. El plan Strade Aperte, que se inauguró después del confinamiento de primavera, representa no solo la respuesta y adaptación a las nuevas condiciones impuestas por la pandemia, sino una oportunidad para repensar el transporte y el espacio público por completo, acelerando un proceso en el que la ciudad estaba trabajando durante años. Del mismo modo, París también ha respondido a la pandemia creando más espacio para ciclistas y peatones, al tiempo que limita la cantidad de automóviles en el centro de la ciudad. La ciudad convirtió 50 kilómetros de carriles vehiculares en ciclovías, en una medida inicialmente anunciada como temporal, pero que ahora se convertirá en permanente, ya que la bicicleta ha demostrado ser una opción viable para los desplazamientos diarios de los parisinos.
"Uno nunca quiere que una crisis grave se desperdicie", dijo Rahm Emanuel, ex alcalde de Chicago, hace unos años. Este año ha forjado un nuevo consenso en torno a la necesidad de zonas peatonales, espacios verdes y ha traído cambios tan esperados en los principales centros de las ciudades, ya sea de forma temporal. Los activistas y planificadores esperan que las lecciones aprendidas durante estos tiempos difíciles abran el camino para un cambio a largo plazo.
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